Hay muchas historias que necesito contar. Me importan las historias, la fotografía es mi boleto de entrada a la función de la vida. A veces el tiempo es insuficiente y afuera hay más por contar. Traigo conmigo mucho equipaje, necesito dejarlo para ir liviana en el siguiente viaje. Pero también olvidar no es fácil, las personas que voy conociendo en el camino se quedan ahí y me cuesta demasiado dejar de pensar en ellas. Colocárlas en éste espacio es una forma de volvérlas eternas, con la ilusión de que sean inspiradoras para otros.
Primer compartimento: Angela.
Angela me confesó que le gustan las novelas, aunque a veces prefiere seguir tejiendo la bufanda inconclusa que descansa en la cama o decidir cuál de sus muñecas saldrá a escena. Ahora tiene mucho tiempo libre, la enfermedad le ha robado la fuerza, más no las ganas. Y no logra entender por qué ella. Yo no entiendo por qué a ellos. El papá de Angela sufrió un accidente que lo mantiene inmóvil en cama. La mamá de Angela no para de contarme lo alegre que su esposo solía ser. Cantar las norteñas y bailar sin descansar era lo que más disfrutaba. Y cada vez me cuesta más comprender y mantenerme fuerte. La sonrisa del papá de Angela me dice que todo está bien y me atrevo a disparar, ¨ve si él está feliz de que estén aquí, déjeme cambiarlo para que salga guapo¨. Los siguientes días los pasé con Angela, viendo sus fotos y dibujos. Su padre aparece en casi todos. De grande quiere ser veterinaria, está por terminar su tratamiento para curarse de la tuberculosis. Angela me demostró, una vez más, que la alegría vence cualquier batalla, por difícil que ésta sea.
Fotos por Karla Ferrá
Segundo compartimento: Sidronio
El calor en Chiapas era insportable. Afortunadamente Sidronio tenía muchas ventanas. Cuando llegamos estaba preparando su olla de frijoles y terminando la bastilla de un pantalón. Sidronio es sastre y muy culto, varias veces probó mis conocimientos en política, preguntándome una y otra vez, sabiéndolo él, nombres y fechas de pasados gobiernos. Le conté que la política y la memoria son dos cosas con las que no me llevo muy bien. ¨Esta bien doctora, es que los jóvenes de hoy no leen¨, nunca aceptó que no fuera doctora ni seguidora de la política. ¨La culpa de todo lo tienen los medios, te dicen que si ésto, que si el otro... pura basura pasan en la televisón, por eso prefiero leer¨. A Sidronio su familia y amigos lo abandonaron cuando se enteraron que estaba afectado por la tuberculosis. Lleva décadas viviendo solo. Al salir de su casa, sus vecinos se me acercaron, preguntándome ¿es aún peligroso? a lo que respondí: más bien es al revés. Ahora entiendo porque don Sidronio prefiere estar alejado, toparse con la ignorancia es cada vez más peligroso.
Fotos por Karla Ferrá
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