Hay excusas para todo, incontables. Podríamos armar un manual y acudir a ellas cuando sea necesario. ¿De cuántas excusas se construye una vida? En ésta ocasión, no tengo excusa alguna, sólo diré que he vuelto, rodeada de hojas en blanco, proyectos por terminar, negativos por escanear y fotografías por clasificar. Y de nuevo, ella, la fotografía, me ha salvado, rompiendo la ausencia en éstos rumbos. Descubro la fotografía del stencil del Monchi, que estar por cumplir un año de su fallecimiento. Sus crónicas fortalecieron mi enamoramiento por las letras y las historias comúnes. Me contagié de su humor siempre acertado. Y mi obsesión por creer que las casualidades no existen, supersticiosa, ¨por si las dudas¨, me hicieron regresar en un dos por tres. Necesitaba escribir una entrada, aunque sin un tema concreto, salvo el pretexto de regresar, amparada en que lo calculado y muy pensado, en ocasiones, no resulta atractivo.
Durante éstos últimos meses mi vida ha sido una especie de montaña rusa, con subidas precipitadas y bajadas que provocan un cosquilleo en la barriga, sin previos avisos. Llegadas inesperadas, estaciones intermedias no pensadas y uno que otra falla mecánica imprevista. He intentando guardar la paciencia en el viaje. No pensar en destinos definitivos y recordar que todo camino tiene siempre bifurcaciones y salidas de emergencia.
Como bien dice el Monchi en el andador turístico de la Ciudad de Oaxaca, hay veces en que pensamos ¨Este rumbo no es mi mundo¨.... Y te quedas sin temas, sin palabras, y no queda más que volver a empezar y observar con nuevos ojos, redescubriendo y aceptando. Al final, siempre he tenido la certeza de que todo es un aprendizaje. Y aunque no ha sido del todo fácil, hay que amoldarse. Y ser, a secas, en esencia. Llevar la mochila liviana y disfrutar de la vida sencilla, la cual tantas veces solemos complicar. Volver unísonos los latidos del corazón, el tic tac del cerebro y el click de la Yashica desempolvada. Conquistar el miedo de la bajada falsamente inconclusa y gozar la adrenalina del viaje en la montaña rusa de la vida.
Oaxaca, 2010.